En la entrada anterior os puse la mesa y hoy os invito al postre! La receta es tradicional y podéis encontrar miles de versiones diferentes en la red pero el Red Velvet es un bizcocho curioso. Tiene un sabor muy neutro, lleva muchos ingredientes pero ninguno predomina así que mientras que a unos les encanta, otros lo consideran insípido. Yo, hasta que hice esta receta, era del segundo grupo. Probadla, la textura y el sabor son suaves y tiene un gustito riquísimo!
Para acompañar una crema de queso y para servirlo el formato que me tiene loca: los tarros! Os acordáis?
Pues venga, manos a la obra!
Para el bizcocho
180 Ml. Aceite oliva suave
240 Ml. Buttermilk (240ml de leche con una cucharadita de vinagre blanco o zumo de limón)
3 Huevos
250 Gr. Azúcar
1 Cucharadita de Colorante Rojo
1 Cucharadita de extracto de vainilla
Una pizca de sal
1 Cucharadita bicarbonato sódico
15 Gr. Cacao en polvo
350 Gr. Harina
Precalentamos el horno a 175º
Disolvemos el colorante en la buttermilk y lo dejamos reposar mientras pesamos el resto de los ingredientes.
Batimos los huevos con el azúcar, cuando hayan blanqueado añadimos el aceite bajando la velocidad y por último la buttermilk.
Tamizamos juntos la harina, el cacao, el bicarbonato y la sal y lo añadimos a los ingredientes líquidos.
Para la presentación que hoy os enseño hice una plancha de bizcocho forrando la propia bandeja del horno con papel de hornear. Si preferís hacer cupcakes o bizcochos para tarta os sirve la receta exactamente igual.
Para la crema de queso
300 Grs. Icing sugar o azúcar glacé
125 Gr. Mantequilla sin sal (temperatura ambiente)
125 Gr. Queso crema tipo Philadelphia
Batimos primero la mantequilla y el azúcar y una vez bien mezclados incorporamos el queso hasta que la mezcla adquiera una consistencia parecida a la de la nata montada.
Para montar los tarros utilicé primero un cortapastas redondo para hacer discos de bizcocho pero enseguida me di cuenta que desmigando el bizcocho en trocitos medianos e irregulares el efecto quedaba más bonito. Eso ya lo que más os guste.
Y el montaje tan sencillo como ir intercalando una capa de bizcocho con otra de crema de queso ayudándonos de una manga pastelera. Para terminar yo le añadí crumble que tenía en la despensa y rallé un poquito de bizcocho . En este punto, sin embargo, que viva la imaginación! Os sirven unas nueces a trocitos, Almendras tostadas fileteadas….
Consejos:
Un punto importantísimo para triunfar con el Red velvet es sin duda el colorante. No os sirve cualquiera, tiene que ser en gel y a mi sólo me ha dado buen resultado el Extra Red de la marca Sugarflair que podéis encontrar aquí o en cualquier tienda especializada. Ni Wilton, ni Americolor… no son malas marcas ni muchísimo menos, pero para lograr ese rojo sólo me ha funcionado el que os digo. Los demás os dejarán una masa marrón sin gracia ninguna.
El tiempo de horneado va a depender del formato. La masa queda muy líquida así que enseguida veréis cuándo está hecha, pero claro, no es lo mismo hornear unos cupcakes que una plancha entera así que hay que estar pendiente e ir pinchando con un palillo hasta que éste salga limpio. Calculad más o menos entre 20 minutos y media hora.
Por último, es un postre contundente, MUY contundente, tenedlo en cuenta a la hora de prever el resto del menú a no ser que tengáis de invitados a una tribu de vikingos! 😉
Y c’est fini! Si lo hacéis, por favor, no dejad de contármelo y para cualquier duda, preguntad!
Gemma
09/10/2015 at 10:28 (5 años ago)Lo pruebo en breve! Estoy invitada a una comida de amigos y puede ser un buen postre para llevar, no?… Aunque nos han prometido una paella…¿Seremos vikingos? 😛
Isabel González
09/10/2015 at 11:28 (5 años ago)UMMMM!!Dan ganas de acercar la mano a la pantalla del ordenador y coger este tarrito tan caprichoso,es que las fotos son terriblemente comestibles!!!!!
Oído cocina….Red velvet
Gracias Lorena por endulzarnos un ratito.